LA NORMATIVA SOCIAL EN LAS ADICCIONES
Las normas sociales
nos dan un marco seguro en el que actuar en comunidad. Nos marcan aquello que
está bien y aquello que está mal. Nos indican cómo actuar. Cuáles son los
límites.
Una persona cuando
tiene un trastorno de adicción, justamente es este punto, el de los límites, el
que está alterado. Eso se traduce en que muchos de ellos han tenido problemas
con la justicia, o multas de tráfico, o han cometido robos.
Esta problemática, el
hecho de no seguir bien las normas, van desde las pequeñas trasgresiones o
desviaciones de la norma hasta delitos mayores. Eso acarrea una serie de
consecuencias y éstas son, en muchos casos, las que hacen que los pacientes se
den cuenta de que algo no funciona bien y deseen cambiar.
Hablando con los
pacientes, nos damos cuenta que tienen una percepción de la norma social como
algo que les resta libertad. Nada más lejos de la realidad. La norma social,
cuando es democrática y sensata, abre un abanico de posibilidades muy amplio
para la acción (ofrece libertad para actuar). Eso sí, para una acción segura,
responsable y beneficiosa para la comunidad. No “todo vale”. ¿Qué
sentido tendría lo opuesto?
Durante la
rehabilitación tratamos, en primer lugar, de hacer entender en qué consiste la
normativa social y para qué sirve. Pero, sobre todo, lo que realizamos es un
entrenamiento de compromiso y actuación según la normativa (en este caso, del
centro). Como siempre, la comunidad terapéutica es una representación
controlada y segura donde entrenamos las habilidades para vivir en sociedad.
Las normas sociales,
como decíamos, son importantes porque dan un marco seguro para actuar con
autonomía (si sé lo que tengo que hacer y cómo, es más fácil actuar), facilitan
el autocontrol (frenan los impulsos) y protegen (existen consecuencias para
aquellos que invaden nuestro espacio).
Dentro de toda la
normativa aprenden que hay reglas que son innegociables: no consumir, no
agredir a nadie, no insultar, no robar, no introducir drogas en el centro, no
introducir el móvil en el centro, etc. Esto es obligatorio para todos, y
trasgredir estas normas tiene consecuencias graves, como el abandono de
tratamiento.
Después existen
otras que deben cumplirse, pero en caso de que no se cumplan alguna vez, tiene
consecuencias menores, como, por ejemplo: ser puntual, comerse el 75% de la
comida del plato, recoger los utensilios de cocina o limpieza, no dormir encima
de la colcha, hacerse la cama todos los días.
Llegando a otras,
que son más secundarias, como, por ejemplo, las relacionadas con el tiempo
libre: se puede negociar si ver o no ver un partido de fútbol por la
televisión.
Para debatir y hacer
entender estas normas, existen unos espacios semanales: las asambleas (que se
hacen dos veces por semana). Donde si existen problemas de convivencia o con la
normativa se exponen de manera grupal. También existen las tutorías
individualizadas, donde en caso de que un usuario/a haya saltado una normativa,
se habla sobre las consecuencias de esa falta y se hace entender la importancia
de cumplir con las reglas.
¿Y qué otras
orientaciones damos a las familias durante el tratamiento de rehabilitación? En
próximos posts, las iremos revelando.
Porque desde Las Flotas seguimos manteniéndote informado. Seguimos ayudándote.