LAS RELACIONES DE PAREJA EN LA COMUNIDAD TERAPÉUTICA

Durante el tratamiento en la comunidad terapéutica, no están permitido que los pacientes establezcan relaciones íntimas entre ellos (a todos los niveles: emocional, sexual, etc.). Esta limitación no siempre es entendida por los todos los profesionales, pero la experiencia profesional nos muestra una y otra vez que las relaciones que se establecen durante tratamiento no están basadas en el compromiso y el apoyo mutuo.

¿Y qué buscan las personas que tratan de relacionarse de manera íntimas con compañeros? En ocasiones las personas exploran otra manera de encontrar la recompensa inmediata en las relaciones sexuales, una vez que renuncian al consumo de sustancia. Otras veces quieren conseguir un cómplice para salir de tratamiento y seguir consumiendo, ya que el estar acompañado en esa decisión la persona se hace fuerte ante profesionales y familia. También hemos encontrado que las personas buscan ese tipo de relaciones como una manera de evadirse de su propia responsabilidad y del desarrollo personal que debe de existir al estar en comunidad terapéutica. Otras veces simplemente se busca una estimulación mutua para seguir consumiendo, a través de la idea del “Sólo tú me entiendes”. Podemos llegar a empatizar con esa búsqueda de la persona con problemas de adicción de “ser aceptado” por otro individuo (aunque también sufra la dependencia). Pero no podemos apoyarlo, porque en cualquiera de los casos descritos, cuando esto ha sucedido durante el tratamiento, el fin último de la rehabilitación se ha visto entorpecido. El punto de encuentro de una relación de pareja sana, entendemos, no debe ser la adicción, menos cuando se convierte en el eje de la relación. 

Y, ¿cómo serían las relaciones entre las personas que tienen una dependencia con otras que hacen un uso esporádico o no consumen? En estas parejas, pueden ocurrir varias circunstancias. Que la sustancia y la adicción cada vez vaya ganando terreno y se convierta en la única actividad que una a la pareja. Pero también puede pasar que el miembro no adicto se haga responsable del cuidado de la persona que sí tiene una adicción (protegiéndola y exigiéndole amor y permanencia), adoptando una relación de codependencia de la que es difícil salir.

Para evitar estas dinámicas que no funcionan y que dañan a las personas que están implicadas, pasa, y solo pasa, por la responsabilidad individual. Cuando la persona con un problema de dependencia desea y se compromete a cambiar y sanar por él/ella mismo/a, y la persona que le acompaña no cede ante las manipulaciones. También ayuda el reconocer el problema por ambos y buscar ayuda profesional.

¿Y qué otras orientaciones damos a las familias durante el tratamiento de rehabilitación? En próximos posts, las iremos revelando.

Porque desde Las Flotas seguimos manteniéndote informado. Seguimos ayudándote. 


Ana Sala, psicóloga de las Flotas.


Entradas populares de este blog

FACTORES DE RIESGO DEL CONSUMO DE DROGAS

QUÉ HACER EN LAS CELEBRACIONES Y FIESTAS CUANDO TENGO UN PROBLEMA DE ADICCIÓN