EL DESEO DE VIVIR AL LÍMITE
“Mi corazón latió con más fuerza, se dilataron mis
pupilas, mi respiración iba a mil, me sentía eufórico”. Este podría ser perfectamente un comentario de una
persona que tiene un problema de adicción ante un consumo. Sin embargo, también
escuchamos este tipo de discursos ante una situación que lleve a la persona a
experimentar emociones fuertes: carreras de coches, saltar desde grandes
alturas (puenting, parapente, etc.), realizar actos prohibidos o ilícitos,
practicar deportes extremos y sin seguridad, etc. Y, en ocasiones, encontramos
que van de la mano. Es decir, muchos de los pacientes que están en comunidad
terapéutica hablan de un deseo de realizar este tipo de actividades que les
hacen sentir que viven al límite.
Este tipo de
actividades, en sí, ya comportan en ocasiones un peligro que puede, incluso,
poner en riesgo la vida de quien lo pone en práctica. Se añade el hecho que, en
las personas que tienen una adicción, además, puede suponer una señal que
indique una posible recaída. Una necesidad de evasión, de sentirse fuera de sí,
de estar en el camino de alejarse del equilibrio.
Apuntamos, además,
que hacer estas actividades pueden provocar una adicción a la sensación de esta
subida de adrenalina, que es una hormona que produce el organismo de forma
natural en situaciones de estrés, alarma, miedo, peligro o incluso excitación
para poder enfrentarse a situaciones de riesgo, influyendo de manera positiva
en el bienestar del organismo. En personas con un problema de adicción, estas
actividades suponen un disparador, unas acciones con las que pueden
obsesionarse, o que quieran realizar de manera compulsiva. También puede
conllevar una afectación negativa a las diferentes áreas de la vida de la
persona (absentismo laboral, deterioro de la vida social, etc.), como lo hacen
otras adicciones.
Entender de dónde
viene esa necesidad de llevarse al límite para sentirse vivo o sentirse bien,
sería uno de los objetivos de la terapia de rehabilitación, así como aprender
una manera saludable y efectiva de afrontar los problemas, que no sea evadirse
de los mismos a través de estas experiencias al límite. En la rehabilitación
tratamos esta necesidad de sensaciones como lo hacemos con la adicción, a través
de la incorporación de otras actividades saludables que les hagan disfrutar de
su propia vida de manera sensata y consciente.
¿Y qué otras
orientaciones damos a las familias durante el tratamiento de rehabilitación? En
próximos posts, las iremos revelando.
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