ESTAMOS MUY QUEMADOS
Familias agotadas.
Sobrepasadas. Sin saber qué hacer, ni hacia dónde tirar. Frustradas de tanto
intentarlo.
Sí, hablamos de
muchas familias que tiene a su cargo personas con un problema con adicción,
sobre todo aquellas que ya llevan un largo recorrido, aquellas que han vivido
varios procesos, o distintas recaídas de sus familiares.
Cuando hablamos de
familias quemadas, en realidad son las personas allegadas de los pacientes con
problemas de adicción, que tienen la expectativa de ayudar a sus seres queridos
y que salgan del bucle destructivo en el que han entrado. Esta situación
provoca muchas emociones: negación a
lo que está pasando (“Algún día se le irá”),
frustración de la expectativa versus
la realidad (“Lo hemos intentado todo y
no quiere”), ansiedad por las
circunstancias secundarias al consumo (conflictos, robos, huidas, mentiras,
etc.), culpabilidad (“¿Qué he hecho para que esté pasando esto?”),
vergüenza por las consecuencias del
consumo (“El otro día me preguntó el
vecino dónde estaba- el paciente- y
le dije que estaba trabajando- en lugar de en rehabilitación”), impotencia (“Quiero y no puedo”) y más emociones dependiendo de las personas, el
tipo de adicción y sus consecuencias.
Y empatizamos. Nos
ponemos en el lugar de esas familias que luchan contra marea, con toda su
intención y buen hacer para que su familiar no continúe con el consumo activo.
Por eso le ayudamos.
Cuidamos a los que quieren cuidar. Porque gestionar las emociones que se
producen cuando una persona está consumiendo, no es nada fácil. Encontramos más
maneras de poner límites. Ofrecemos un espacio de desahogo. Les animamos al
saber que lo que les ocurre es normal. Mostramos pautas para saber cómo actuar
en cada momento. Instruimos en el funcionamiento de la adicción (qué son los
disparadores, qué hacer si se observan señales de consumo, cómo actuar en
determinados momentos). Favorecemos espacios para la comunicación y el
entendimiento. Aliviamos la culpa identificando cuáles son las razones posibles
del consumo. Desarrollamos junto con el paciente habilidades de escucha y
expresión emocional. Restauramos los roles familiares, favoreciendo posiciones
activas, saludables y positivas. Les formamos en prevención de recaídas, porque
de verdad deseamos que no vuelvan a pasar por las situaciones dramáticas del
pasado.
En Las Flotas, las
familias tienen un espacio especialmente para ellas, porque son las que
soportan muy de cerca las secuelas del consumo, junto con las personas con
adicción. Y lo hacemos, como siempre, de manera personalizada, ya que cada
persona y cada familia son únicas.
¿Y qué otras
orientaciones damos a las familias durante el tratamiento de rehabilitación? En
próximos posts, las iremos revelando.
Porque desde Las
Flotas seguimos manteniéndote informado. Seguimos ayudándote.
Ana Sala, psicóloga de las Flotas.