YO NO TENGO NINGÚN PROBLEMA DE ADICCIÓN

Son las once y media de la mañana de un martes cualquiera en la Comunidad Terapéutica. Suena el teléfono. Es el hermano de una persona consumidora. Su voz suena desesperada y su petición, urgente: “Necesito ayuda”. Le preguntamos cuál es la situación en particular, qué le está ocurriendo en este momento. Explica que su hermano, de 36 años, consume alcohol “de toda la vida”, pero que en los últimos meses tiene episodios donde pierde la conciencia, desaparece de casa y ha llegado a ingresar en el hospital por varias intoxicaciones etílicas graves. Pide información acerca del procedimiento de ingreso en nuestra comunidad que la ha conocido a través de nuestra página web. Le explicamos todo el procedimiento de acceso a las plazas concertadas: ha de ir a su médico de cabecera, para que le deriven a su centro de salud mental (CSM) o su centro de atención a adicciones (CAD) correspondiente de la Región Murciana, y pedir una derivación, si así lo considera su psiquiatra, a la Comunidad Terapéutica. Hasta aquí, un procedimiento muy habitual.

Vayamos a la segunda parte de la conversación telefónica, en la que hoy nos centraremos. Le preguntamos al sujeto, que escucha con interés todo lo que le vamos explicando: ¿Y tu hermano, quiere ingresar? ¿Sabe que tiene un problema con el alcohol?

Se hace un silencio. Al otro lado del teléfono se oye un suspiro. “No, él dice que no tiene ningún problema, que todo el mundo bebe, que ahora está pasando una mala racha”. Se complica el asunto.

Existen diferentes etapas por las que pasa un adicto desde la dependencia a la abstinencia, definidas por Prochaska y DiClemente (1992), y muy conocidas por los profesionales dedicados a la rehabilitación de adicciones. Las describimos a continuación de manera muy breve:

Precontemplación. En este estadio los individuos no piensan seriamente en cambiar; no creen tener problemas en relación con el consumo y no consideran la posibilidad de acudir a tratamiento. 

Contemplación. En este estadio los sujetos tienen un mayor grado de conciencia del problema, han considerado la posibilidad de cambiar, y de hecho piensan seriamente en el cambio a lo largo de los próximos seis meses. Es un periodo de ambivalencia en el que coexisten sentimientos contradictorios sobre continuar con la adicción o dejarla.

Preparación. Esta situación representa tanto la determinación de iniciar un tratamiento como la preparación para llevarla a cabo, por lo que se presupone que el individuo realizará un intento responsable por cambiar en un futuro inmediato. Es la etapa en la que el sujeto toma la decisión y se compromete a abandonar su conducta adictiva.

Acción. En este momento se produce una modificación de la conducta problema que se va a manifestar principalmente por la abstinencia.

Mantenimiento. Este estadio se caracteriza por la permanencia de la abstinencia, así como por su generalización a otras drogas y la consolidación de un nuevo estilo de vida.

Recaída. Viene determinada por la ineficacia de las estrategias de cambio utilizadas por el individuo para mantener la estabilidad de los estadios de actuación o mantenimiento. Consiste en volver a ubicarse en estadios previos, frecuentemente en el de contemplación o en el de preparación, aunque en el peor de los casos el individuo puede estar de nuevo en el estadio de precontemplación.

Finalización. Cuando se consigue estabilizar los cambios conductuales más allá de la fase de mantenimiento se especula sobre un posible estadio de finalización, definido como la no-existencia de tentaciones a través de todas las situaciones riesgo. Es decir, la extinción absoluta de la conducta adictiva sin la necesidad de la utilización de procesos de cambio para el mantenimiento de los nuevos patrones de comportamiento.

Si nos vamos al inicio de esta historia, podríamos decir que el protagonista de esta historia, estaría en el estadio de precontemplación. Teniendo en cuenta que nuestro tratamiento de rehabilitación es un proceso voluntario de principio a fin, los usuarios que ingresan, entran porque son conscientes, en mayor o menor medida, de que tienen un problema de adicción que quieren solucionar y que desean otro estilo de vida, encontrándose en una fase algo más avanzada, como la contemplación, la preparación o la acción.

¿Esto significa que hemos de quedarnos de brazos cruzados? Nada más lejos de la realidad. El papel de la familia y de los profesionales que atiendan a la persona con el problema de adicción en esta fase, deben orientarse a que la persona atendida alcance la siguiente fase, a través de la concienciación, la reflexión, la evaluación de la situación, etc. La ayuda de los profesionales en CSM y CAD, además de otros profesionales que no están en la red pública, es indispensable. La paciencia y voluntad de las familias, también.

¿Y qué otras orientaciones damos a las familias durante el tratamiento de rehabilitación? En próximos posts, las iremos revelando.

Porque desde Las Flotas seguimos manteniéndote informado. Seguimos ayudándote.

Ana Sala, psicóloga de las Flotas.


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