RESPONSABLE EXTERIOR EN LA COMUNIDAD TERAPÉUTICA
Para el ingreso en la Comunidad Terapéutica de Las Flotas, es
necesario diferentes requisitos, ya sea por una cuestión de criterios
sanitarios, y por otra parte para facilitar el desarrollo beneficioso del tratamiento
completo.
Estos requisitos son:
- Que exista voluntariedad de ingreso.
- Tener una edad comprendida entre los 18 y los 64 años.
- Que exista una desintoxicación previa (domiciliaria u
hospitalaria) al ingreso supervisada por un profesional sanitario (psiquiatra).
- Si existe patología dual, que la enfermedad mental esté estable
con la medicación ajustada por parte de su psiquiatra de referencia.
- Tener bajo control médico enfermedades infecto-contagiosas.
- Autonomía personal que se adecúe a la dinámica del centro.
- Que exista una persona de referencia en el exterior que apoye
el tratamiento, que facilite información a los profesionales y que facilite los
enseres, medicación y traslados necesarios para el paciente.
En el post de esta semana nos vamos a centrar éste último
requisito y en el papel fundamental de la persona responsable de tratamiento, y
la importancia que cumpla con ciertas características, siempre que sea posible.
La persona responsable externa de tratamiento, puede ser, o
no, un familiar. En la mayoría de los casos es así, pero en otros tantos, esto
no es posible, ya que debido al consumo y a las conductas de los propios
pacientes, los vínculos familiares están muy dañados. Esto no tiene por qué ser
un impedimento, ya que hemos tratado a usuarios cuyos responsables externos han
sido amigos, vecinos, trabajadores sociales/psicólogos/u otros profesionales de
alguna asociación a la que acuden, compañeros de trabajo, voluntarios de
asociaciones, personas trabajadoras para algún programa de acompañamiento
municipal, etc., los cuales han tenido procesos de rehabilitación exitosos. Por
otra parte, este papel lo pueden desempeñar una o varias personas, aunque los
profesionales siempre tengamos a un individuo como referencia.
Las posibilidades son múltiples si la persona que quiere
ingresar tiene una voluntad y compromiso firme para ingresar y rehabilitarse.
En algunas ocasiones nos han preguntado si es posible
ingresar sin una figura externa. Complicado. Por una parte, están las razones
prácticas: el centro no cuenta con los recursos personales suficientes como
para realizar las funciones de traslado del paciente en un momento necesario a
un centro médico o a su domicilio en caso de que pida una alta voluntaria, así
como aportar los enseres y medicación necesarios para el usuario. Por razones
obvias, los profesionales tienen otras funciones dentro del centro que no
pueden descuidar por una necesidad puntual de un paciente, por ejemplo, no
sería lógico, ni justo para el resto de los pacientes, que un profesional
abandonara una terapia grupal porque un usuario quisiera marcharse de alta
voluntaria y haya que trasladarlo a su domicilio. Por otro lado, están las
razones terapéuticas. El sostén que recibe la persona que decide entrar en la
comunidad terapéutica a través de una persona que está desde fuera apoyándole,
hace que el usuario del centro, encuentre un hilo conductor hacia el exterior,
un sentido al trabajo que se realiza desde la comunidad terapéutica, una
continuidad, una figura que (da igual que sea poco o mucho) confía en que lo va
a conseguir. Ese apoyo se traslada en llamadas y visitas semanales, donde la
persona externa debe dirigirse a la persona que está ingresada su ánimo para
continuar, además de reforzarle el trabajo realizado, y, también, como no,
informarle de los límites que debe seguir manteniendo el paciente
ingresado. Por otro lado, los
profesionales se comunican semanalmente con los responsables externos, sean o
no familiares, para informarse mutuamente de los aspectos fundamentales del
tratamiento, así como el desarrollo y evolución de los mismos. Esta pieza es
esencial en el proceso rehabilitador, ya que favorece la reinserción posterior
del paciente en su contexto habitual.
La persona o personas que ejercen de responsable exterior debe
cumplir con algunas características que se indican a continuación:
- No ser una persona consumidora o con problemas de adicción,
ya que podría cuestionar el propio proceso del paciente.
- Ser firmes en cuanto de las orientaciones profesionales.
- Tener templanza emocional a la hora de enfrentarse a los
múltiples conflictos que se puedan dar.
- Confianza plena en los profesionales de la comunidad
terapéutica.
- Asumir un interés genuino en la rehabilitación de la persona
ingresada.
- Tener capacidad para resolver de manera práctica las
necesidades de los pacientes (traslados, aportación de enseres y medicación,
etc.)
- Confiar en la persona que se está rehabilitando en que lo va
a conseguir.
- Mantenerse firmes ante el cumplimiento de normas y límites.
- Presentar una actitud de respeto hacia las indicaciones de
los profesionales, así como la voluntad para coordinarse con los mismos.
- Aportar y no ocultar la información necesaria a los profesionales.
- Cumplimiento de las normas y deberes de los responsables
externos (que se ofrecen en el momento del ingreso por escrito y se informan
previamente en la entrevista de solicitud de ingreso).
- Comunicación sincera, cercana y continuada con los usuarios.
- Interés por compartir tiempo saludable con los pacientes.
- Preguntar dudas y buscar ayuda en los profesionales para su
propio proceso.
Esto no siempre se cumple. En ese caso, los profesionales
siempre indicamos que el cumplimiento de estas características reduce los
riesgos de consumo y recaída en el exterior y que forman parte de los factores
de protección para los usuarios.
¿Y qué otras orientaciones damos a las familias durante el
tratamiento de rehabilitación? En próximos posts, las iremos revelando.
Porque desde Las Flotas seguimos manteniéndote informado.
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