¿QUÉ HACER CON LAS DEUDAS GENERADAS EN LA ETAPA DE CONSUMO?
Las deudas. Fuente de angustia para muchos de nuestros
pacientes, sí. Pero también impulso fundamental en otras ocasiones para empezar
la rehabilitación. Sin dejar de mencionar que puede ser la pista clave para que
la familia detecte que existe un problema (o que les obliga a mirarlo).
Sin duda, la deuda, es un problema que acompaña en muchas
ocasiones al consumo de sustancias o al juego patológico. Problema que a veces
es tan grande y amenazante como el de la propia adicción.
La persona con problemas de adicción suele pedir ayuda
económica a la familia en primer lugar. Posteriormente, y según evolución del
trastorno, esas deudas cada vez son más crecientes, y las peticiones más
frecuentes. Esta es una señal que no debe obviarse. Una indicación de que algo
anda mal. Un aviso de que, de alguna manera, hay que poner límites y buscar
ayuda.
Algunas familias ante estas señales, empiezan a poner barreras,
lo que suele provocar una reacción de mayor insistencia de la persona con
problemas de adicción. Incluso amenaza. O el planteamiento de situaciones
catastróficas “Si no pago ya, están esperando para matarme”. La familia,
conmovida o con sentimientos de culpabilidad (como hablábamos en un post anterior),
accede y presta dinero, incrementando la problemática, aun sin tener esa
intención.
Es fundamental parar, de alguna manera, ese círculo, esa carrera
de la rata de la que a veces es complejo salir, y seguir corriendo, sin moverse
del lugar. Y parar puede ser una búsqueda de ayuda profesional (por ejemplo, al
propio médico de cabecera), o a una asociación, a un agente de seguridad, etc.
Ese parar es el inicio del límite, de que esa manera de funcionar, no funciona.
De cambiar las tornas.
Poner topes en ese aspecto es fundamental para no incrementar
las deudas, que pueden ahogar, no solo al propio afectado por la adicción, sino
también a la familia del mismo. Con consecuencias graves y que se alargan en el
tiempo, y limitando las posibilidades de realizar otras opciones vitales, más
allá que la de pagar. Para ello, como decía anteriormente, es transcendental
buscar ayuda, y no dejarse llevar por el propio trastorno de la persona con
adicción, con intereses y criterios muy alejados de la conducta responsable.
¿Y qué otras orientaciones damos a las familias durante el
tratamiento de rehabilitación? En próximos posts, las iremos revelando.
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